Tres casos.

Tres casos que he conocido de cerca.

1. X es exmisionero, soltero, sin carrera universitaria pero es estudiante y trabajador. Va a la capilla todos los domingos, cumple con su llamamiento de consejero del quórum de élderes y usa su recomendación para el templo con bastante frecuencia. Pero, dicho sin eufemismos, es pobre, mucho, y su familia también. Tiene novia, tan pobre como él pero con una carrera universitaria terminada, un empleo más o menos bueno pero prometedor, es bonita y también ama el evangelio, mucho. Ambos, X y su novia, saben por separado que un día podrían sellarse en el templo. Un día, X le propone matrimonio, ella se emociona y derrama una lágrima y está feliz y responde que lo va a pensar. Efectivamente, lo piensa, también lo platica, y lo piensa de nuevo y sigue viendo a X y lo sigue pensando. Un mes después X le pregunta qué ha pensado, ella le propone que esperen “un poco”, que todavia tienen tiempo y cosas por hacer, cosas como que él tenga un empleo más estable, por ejemplo. X le pregunta cuánto habría que esperar, pues le faltan tres años para terminar la carrera. Ella dice que no sabe cuánto, pero sabe que hay que esperar.

2. Desde que Z se convirtió en su adolescencia le interesó eso de sellarse, cuando se selló con sus padres pensó con determinación que también lo haría. Ahora no lo sabe con tanta firmeza pero todavía lo sabe. Terminó bien la carrera, sabía que podía servir al Señor en una misión y fue, por la simple y sencilla razón de que le nacía servir a otros. Al volver anduvo de empleo en empleo hasta que encontró uno muy bueno. Dedica mucho tiempo entre semana a su llamamiento y uno o dos domingos al mes se va a hacer visitas. Cuando volvió de la misión tuvo un novio que nunca le propuso matrimonio. Ahora un chico de su trabajo la corteja, quiere que sean novios. Ella sabe lo que tiene que hacer, y le duele hacerlo por oootra vez, pero el evangelio es el evangelio. La madre de Z se pregunta desde hace tiempo qué pasa con los chicos (lo de chicos es un decir, la mayoría son hombres de más de 25 años) de su estaca, qué buscan, por qué Z no tiene novio. Un domingo de casualidad escucha los comentarios burlones de un par de jóvenes de su barrio y se da cuenta de que los chicos en la estaca tienen a Z catalogada como una chica, “muy fea” que además es “exmisionera”.


3. A y B se sientan en los sillones que están reservados para los novios en esa sala de espera del templo. Son jóvenes, se van a sellar pero el extraño que está sentado junto a ellos apenas y se da cuenta, pues van vestidos como si fuera cualquier domingo en la capilla. Los acompañantes de A y B se cuentan con los dedos de una mano y se despiden de ellos con un “ahorita nos vemos allá arriba”. A y B se tienen el uno al otro solamente en este momento. Platican de lo duro que es no contar con los padres, de cómo le van a hacer cuando vuelvan a casa, de qué contentos están, de qué preocupados están, los interrumpe una obrera que le pregunta a la chica si lleva vestido de novia, ella responde que no que no lleva, la obrera le pregunta si quiere que le presten uno, ella responde que no, y mira a su novio y lo abraza. Un par de obreros llega y los lleva más adentro del templo. El extraño se queda solo y sorprendido de haya chicas que aceptan casarse sin un vestido de bodas.

¿Comentarios?

Comentarios

  1. Me da miedo no encajar en ninguno. Creo que todo es un asunto de fe, de confiar, de tomar las decisiones correctas sea sencillo o no, saber que hacer lo bueno no siempre significa que todo irá bien (al menos de inmediato) me gustaría que las bendiciones fueran un asunto de causa y efecto (abstenerse de citar DyC 130:20-21) siento que nuestra motivación para obedecer debe ir más allá de un simple condicionamiento Pavloviano.
    Divago como siempre, digo y no hago.

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  2. Pues cada persona es distinta, cada caso es distinto. Mi punto, al final, es ése, que no es sencillo concluir que se ha tomado la decisión correcta. No es fácil saber si le fue bien a las personas de cada caso.


    Lo del condicionamiento me gusta, es cierto, a veces se cree que uno debe seguir las "instrucciones" así nomás. Y pus no.

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