Poema.

Me encontré un poema y, cosa rara, me gustó tanto que me dieron ganas de traducirlo y lo hice. Es de Maya Angelou.

CUANDO LOS GRANDES ÁRBOLES CAEN



Cuando los grandes árboles caen,
las rocas en colinas lejanas vibran,
los leones buscan refugio
en pastos altos,
y hasta los elefantes buscan,
pesados, un lugar seguro.

Cuando los grandes árboles caen
en los bosques,
las pequeñas cosas se recogen hacia el silencio,
sus sentidos
disminuidos más allá del temor.

Cuando las grandes almas mueren,
el aire que nos rodea
se vuelve ligero, raro, estéril.
Respiramos, brevemente.
Nuestros ojos, brevemente,
miran con
una claridad hiriente.
Nuestra memoria, súbitamente afilada,
examina,
revisa las palabras amables,
no dichas;
las caminatas prometidas
que no se hicieron.





Las grandes almas mueren y
nuestra realidad,
atada a ellas, nos deja.
Nuestras almas,
dependientes
del alimento que nos daban,
se encogen, arrugadas.
Nuestras mentes, formadas
e informadas
por su fulgor,
se derrumban.
No estamos tan enojados
como reducidos a una
innombrable ignorancia de oscuras,
frías cuevas.

Y, cuando las grandes almas mueren,
después de un tiempo, la paz florece
lenta y siempre
irregularmente. Los espacios se llenan
con un tipo de
suave vibración eléctrica.
Nuestros sentidos, restaurados,
pero sin ser los mismos, nos susurran:
Existieron. Existieron.
Podemos ser. Ser y ser
mejores. Porque existieron.

Maya Angelou.



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